Si en la arenga del grito se dice “…Viva Fernando VII…” entonces, ¿donde está la mal llamada independencia de España? Según el historiador Humberto Gómez Villarreal, el 4 de diciembre de 1824, el general Guadalupe Victoria, entonces presidente de México, decretó el 16 de septiembre como fiesta nacional, realizándose esta ceremonia por primera vez en 1825, en donde el dirigente dio el Grito de Independencia ese día por la mañana, emulando al acto del cura Hidalgo 15 años antes. Pero fue a partir de 1896 cuando la ceremonia se comenzó a realizar el 15 de septiembre a las 11:00 pm., por orden del general Porfirio Díaz, quien modificó la fecha debido a que ese día era su cumpleaños, y tradicionalmente hacía una fiesta en el Palacio Nacional, en donde a la par se comenzó a festejar la independencia del País. Y para esa ocasión, el general Díaz mandó trasladar la campana del pueblo de Dolores al Palacio Nacional, estableciéndose como fecha para celebrar el Grito de Independencia el 15 de septiembre.
Hoy, 200 años después (189 en realidad), no somos independientes en ningún aspecto. No hay nada para celebrar, tan solo un aniversario más que conmemorar. El caso y la verdadera historia es que, La independencia de la Nueva España, nunca fue concebida como tal, sino que Hidalgo, Aldama, Allende, y demás, buscaban, la composición de un gobierno virreinal con participación criolla, menores impuestos, más autonomía, el acceso a cargos públicos a cualquier novohispano, y no solo a peninsulares, diputados en las cortes, y sobre todo, desconocimiento a Napoleón y reconocimiento a Fernando VII, tan es así que el grito de guerra de Hidalgo fue “Viva La virgen de Guadalupe, Viva Fernando Séptimo, Muera el Mal Gobierno”.
En 1812, es ejecutado el Padre Morelos, al tiempo en que en España, las Cortes de Cádiz aprueban la Constitución de Cádiz de 1812, la cual suprimía privilegios y fueros, a la aristocracia, al clero, y al ejército, dotaba de mayor autonomía a los Virreinatos, entre otras cosas. Esta situación puso a temblar a muchos, incluido Agustín de Iturbide, que viendo esa situación se le ocurre, poéticamente, la Independencia de México, desconocer al Rey Español, y encabezar un vasto imperio, “El Gran imperio Mexicano” esa idea les gustó a criollos de la Nueva España, seducidos por Iturbide, aprendieron a Juan De O’Donojú último Virrey, cuando iba a México y le Obligaron a Firmar la Declaración de Independencia de México, los llamados tratados de Córdoba.