Crítica a «La Gente»

Por Juan Carlos Araujo (entreteniateatro@gmail.com)

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Para quienes quieren asistir a una reunión donde absolutamente nada se resolverá.

LA GENTE

Por Juan Carlos Araujo (@jcaraujob)

 

“¿Cuándo dices nosotros, a quién te estás refiriendo?”

La junta está a punto de comenzar. Están lo que están y los que no, pues ya ni modo porque se tiene que dar inicio a esta importantísima reunión para que se puedan llegar a acuerdos sobre los siguientes pasos a seguir dentro del grupo, siempre buscando resultados de alto impacto en la sociedad para el beneficio, por supuesto, de nosotros, la gente. ¿Ya se confundieron? No hay problema. Siempre podemos comenzar con la orden del día, la lectura de la agenda y con tratar de que todos y cada uno de los asistentes, estén o no en donde creen que están, participen dando su voz, aunque no tengan voto.

“Estamos aquí para informar y aprobar.”

Perturbadora e hilarante a la vez, crítica, ácida, mordaz, comiquísima y sumamente inteligente, “La Gente” es el resultado de una colaboración entre diversos talentos teatrales que logran capturar con gran realismo cuán ridículas e inútiles pueden resultar las reuniones políticas entre ciudadanos enfrascadas en la misión de mejorar al mundo bajo la bandera de proteger a ese ambiguo pero sumamente conveniente ente: La Gente.

“Todo lo que hagamos tiene como objetivo llegar a la gente.”

El ingenioso texto del escritor español Juli Disla plantea la premisa de una obra que se desarrolla a lo largo de una incomprensible reunión donde se tratarán de determinar los puntos a seguir en vías de conseguir ciertos objetivos políticos igual de inteligibles. Gracias a la muy atinada adaptación de Bárbara Colio, se le imprime a “La Gente” un exquisito toque esencial de mexicanidad a toda la sinrazón que se experimenta. Finalemente, es el trabajo en conjunto entre Disla y el también director Jaime Pérez lo que aporta a la propuesta una verdadera dramaturgia en una situación que pareciera carecer de toda narrativa, dado que lo que se plantea es más una experiencia parateatral que un montaje teatral tradicional.

“Yo quiero proponer algo más contundente.”

Todo esto toma forma y sentido bajo la precisa y clara dirección de Jaime Pérez, quien logra conjuntar todas las piezas de este complejo y experimental rompecabezas escénico en un montaje que consigue que el espectador se ría constantemente al mismo tiempo que se va sintiendo incómodo en su rol de participante pasivo de una reunión que nunca terminará de entender. “La Gente” es un juego escénico, una crítica dura y precisa, no al sistema político, sino a una ciudadanía que se queja todo el tiempo sin realmente dar un paso en concreto para mejorar las cosas y este mensaje se transmite de manera divertida pero contundente gracias a la dirección escénica que Pérez utiliza para abordar tan compleja obra.

“Lo importante es que la gente no se desmotive.”

El factor principal que consigue que “La Gente” funcione con tal fuerza y contundencia es la “no actuación” que predomina en la obra. Ya sean Christian Cortés y Margarita Lozano tratando de poner orden y sentido a la reunión, Enrique Marín tratando de darle sentido a lo que está pasando, Abraham Jurado generosamente ofreciéndose a realizar una huelga de hambre o Antonio Zúñiga explotando por la desesperación y frustración de que nunca se llegará a nada, cada uno de los involucrados en la obra, incluyendo a Nurydia Briseño, Yolanda Abbud y David B. Bravo, hacen gala de un absoluto realismo, provocando que el espectador olvide por completo el hecho de que las personas presentes están actuando. Este logro en conjunto es un éxito absoluto, merecedor de una ovación de pie y de todo mi respeto hacia cada uno de los participantes.

“Llegar a la gente es importante porque todos somos parte de ella.”

Siempre me ha parecido fascinante al mismo tiempo que ridículo leer a una enorme cantidad de personas vociferando sus indignaciones en contra del gobierno, del presidente, de la economía actual o del maltrato animal en redes sociales como twitter o Facebook, con la clara conciencia de que ninguna de ellos está moviendo un dedo para realizar un cambio fuera de darle me gusta o compartir a una publicación. Todos nos quejamos, somos muy buenos para hablar, que quede claro que yo me incluyo, pero… ¿realmente toda esta denuncia sorda nos va a llevar a algo que no sea pura cacofonía? Quizás el día en que nosotros, la gente, dejemos de parlotear y nos pongamos de pie para hacer las cosas, el mundo cambie de verdad.