Voy a extrañar a Aniceto Ortega.
Hola, hace mucho que no te veo, me tienes muy abandonado, te escribo para saludarte ¿Cómo estás? Espero que bien, ¿sabes? Realmente voy a extrañar a Aniceto Ortega, nunca creí que me dolería tanto, pero ahora no quiero que pasen los días para poder vivir un poco más , es que Aniceto Ortega es tan perfecto, y ahora nos vamos a separar, los lugares que frecuentábamos: el Cinemex, el Cinepolis, el Chedraui, el cafecito, el metro, el parque donde iba a correr, el gimnasio que pagué y nunca fui, el Starbucks, las colegialas de la uni de enfrente, los seven eleven, el billar, la tienda de comics, la panadería, el zapatero, la funeraria, la señora de los tamales de la esquina, los puestos de maleantes, los tacos del sábado, los tacos de a diario, el Burguer King, el restaurant chino, la fonda argentina, la iglesia donde están las cenizas de mi abuela, los departamentos que siempre envidie, los camiones a Coyoacán, el mercadito, el Waldos, las copias de 20 centavos, la paletería de los nachos pasados, la farmacia donde compramos las vendas para hacer las máscaras, la señora que siempre me saluda en las mañanas, las hamburguesas de la esquina, tantos lugares, tantos recuerdos, no creí que me encariñara tanto, pero indudablemente me duele,  mucho más los pequeños detalles…
Mi cama, la cama donde dormimos juntos por primera vez, la cama donde dormimos juntos por última vez, la cama donde hicimos el amor la primera vez, la cama donde peleamos la última vez, mis paredes con tus fotos y los dibujos de Valentina, mi jarrota de agua, mi buró, mi puerta llena de fotos, mi ventana, mi bañito de agua fría, mi almohada que recibió tantas lagrimas, mi almohada que recibió tantas sonrisas, el borreguito que está en la pared que tu descubriste, el colchón que aún conserva tu silueta, la cortina que dejaba entrar la luz, los mil y un seres que me visitaban por la noche, pero tal vez lo que más extrañe es tu risa en Aniceto Ortega…al igual que las paredes hay muchas cosas que no puedo llevarme conmigo, se quedan con Aniceto Ortega, realmente duele, ya perdimos hace algunos meses ese otro lugar donde nos fundamos, solo nos quedaba Aniceto, ¿qué triste no?, ahora ya no va a quedar nada de lo que nos unía, las paredes se quedan, y entre ellas nuestra historia.
Bien dicen que los cambios son buenos, pero creo que ya han sido demasiados cambios en mi vida, no quiero dejar a Aniceto Ortega, nunca nos echamos una caguama juntos, quisiera ir para adelante, y no para atrás….pero bueno es hora de despedirnos, le doy saludos de tu parte, Aniceto Ortega también dice adiós, no me queda más que contestarle: Adiós Aniceto Ortega, te voy a extrañar mucho, casi tanto como la extraño a ella.
©Enrique Marín