Para los interesados en el arte y en completar su experiencia japonesa la Isla de Naoshima es una parada obligada. Situada en el Mar Interior de Seto tiene muchísimos museos e instalaciones además es una de las principales sedes de la Setouchi Triennale, festival de arte contemporáneo que desde 2010 se celebra cada tres años en varias islas cercanas.

Uno Port

Después de un viaje de varias horas en tren desde Osaka se llega al Puerto de Uno o Uno Port, donde nosotros nos hospedamos en el Hym Hotel Boutique, el cual se encuentra justo enfrente de donde salen los barcos a Naoshima. Uno Port es un lugar muy peculiar, pues era un viejo pueblo de pescadores que ahora promocionan como el “Brooklyn Japonés, la ciudad mas hipster del sur de la isla”, por lo menos hay dos grandes mentiras en esa afirmación, ya que Uno Port es un pueblo fantasma donde no hay nada que hacer o ver excepto las islas (nosotros pasamos toda la primer noche buscando un lugar donde cenar, y todo estaba cerrado a excepción de un pequeño y delicioso lugar de ramen) así que en el primer ferry de la mañana nos embarcamos para aprovechar todo el día en Naoshima.

Recepción del Hyn Hotel Boutique

Arte y naturaleza son las dos palabras clave para describir esta isla y las dos razones principales para visitarla.

Poco después de 30 minutos de ferry se llega a la isla, al puerto de Miyanoura en donde hay una pequeña tienda de recuerdos, háganme caso, si algo les gusta cómprenlo pues de regreso estará cerrada, a mano derecha se vislumbra la primera obra de Yayoi Kusama y establece el tono del viaje. Nosotros rentamos un par de bicicletas las cuales resultan ser la mejor opción para moverte por la isla, delante del puerto paseando por la nueva terminal Marine Station Naoshima la cual en si es una pieza de arte del estudio SANAA.

Ferry a Naoshima

Además de la zona del puerto de Miyanoura, Naoshima se puede dividir en la zona de los museos de Benesse House y la zona del barrio tradicional de Honmura también, con tu bici y muchas ganas de pedalear puedes visitar las tres zonas en un día.

Lo primero que destaca, como ya lo mencioné, la calabaza roja de Yayoi Kusama, la cual se puede “habitar” y que con 19 metros de diámetro es la mayor escultura de la artista; la escultura Bunraku Puppet de Jose de Guimarães; o la preciosa instalación de arte de Fujimoto Sou, Naoshima Pavillion, en la que también podemos entrar.

 

Calabaza Roja de Yayoi Kusama

Naoshima Pavillion

Un poco más lejos, adentrados en el pueblo, junto a los lugares de renta de bicicletas resalta la casa de baños I love Yu (I?湯), diseñada por Otake Shinro. Es, en realidad, una mezcla de sento real e instalación de arte con un sorprendente interior y exterior, es una casa de baños totalmente funcional; así, son muchos los vecinos que acuden a bañarse de manera recurrente, por lo que es posible decir que los vecinos del barrio han recibido con los brazos abiertos la propuesta. Para nosotros seria nuestro primer baño tradicional japonés, por lo cual decidimos dejarlo para el final del día.

Las visitas imperdibles son todos o la mayoría de los museos, los cuales fueron diseñados por el aclamado arquitecto Tadao Ando (y ganador del premio Pritzker o el Nobel de arquitectura en 1995) con obras del propio Ando o James Turrell, por ejemplo. Pero además de los museos, Naoshima está repleta de obras de arte en la calle, como la ya mencionada casa de baños I?湯 o la famosa calabaza de Yayoi Kusama, uno de los símbolos mas fotografiados de la isla.

Después de aproximadamente 20 minutos de pedaleo intenso con subidas incluidas, llegamos a la entrada a la zona de los museos, la cual esta restringida para bicicletas y solo se puede entrar caminando o con el autobús de los museos.

Chichu Art Museum

Nuestra primera visita fue el Chichu Art Museum, diseñado por Tadao Ando y que sólo usa luz natural para iluminar sus espacios, lo cual museísticamente es de admirarse. El propio museo, construido en hormigón, acero, cristal y madera, es una obra de arte en sí misma con una iluminación natural espectacular a pesar de estar casi enteramente bajo tierra. Cada espacio, además, tiene una forma geométrica diferente (que a nosotros nos trajo muchas reminiscencias del MUAC en la UNAM.)

 

Foto super ilegal

Lo mas llamativo de la experiencia es la sala dedicada a la obra Open Sky de James Turrell, la cual inevitablemente te transporta a un espacio no definido en cuestión de sensaciones corporales complejas, por así decirlo, una de esas experiencias inmersivas por las cuales vale la pena todo el viaje. Antes de llegar ahí veras la serie Nenúfares de Claude Monet; otra sala diseñada por Walter De Maria con una esfera de 2,2 metros de diámetros y 27 esculturas de madera cubiertas en paneles de oro. No se permiten las fotos en el interior del museo, ni de las instalaciones ni del propio edificio, pónganse creativos.

Después de un sabroso éxtasis artístico nos sentamos un rato tomar algo y relajarnos con las vistas en la cafetería del Chichu Art Museum. Vale la pena salir a la terraza, sentarte en una orillita mientras ves el tiempo pasar lleno de colegialas (esas faldas a cuadros no pueden faltar) o ancianos practicando sus trazos en una servilleta. La comida no es buena y los precios no son baratos, pero la vista bien lo vale.

Colegialas en la terraza del Chichu Art Museum

El espacio esta inspirado en la obra de Monet y es el único lugar del museo donde se permite hacer fotos.

Saliendo del museo es menester detenerse un momento en el jardín, y si tienen suerte, como nosotros, pueden conocer al jardinero, quien, muy feliz y orgulloso de su trabajo se detendrá un momento a saludar y platicar como buen ciudadano japonés.

Siguiendo el camino, recuperándo la bicicleta te topas con la obraal aire libre Otra Reencarnación 2005-N, una papelera gigante de cerámica de Mishima Kimiyo. Suele englobarse dentro del ámbito del «arte de reciclaje» porque se construyó usando desechos industriales y material descartado de una fábrica de baldosas. La papelera gigante está repleta de periódicos y anuncios y sugiere, según la artista, que nuestras vistas están repletas de mucha información, pero también de mucho desperdicio. Es una de esas obras muy cuestionables, pero la estábamos pasando tan bien que la aceptamos sin recelo.

 

Reencarnación 2005 – N de Mishima Kimiyo

 

Museo Lee Ufan

También diseñado por Tadao Ando tiene una colección del artista contemporáneo de origen coreano Lee Ufan. Como los otros museos de la zona, la arquitectura combina las estructuras geométricas de hormigón del propio museo con la naturaleza que lo rodea, usando también los espacios abiertos para la exposición de obras, si quieren ahorrarse unos cuantos miles de yenes, igual pueden verlo solo por fuera y no se pierden de mucho, nosotros si entramos, porque nadie nos dijo esto.

 

Museo Lee Ufan de lejos

Benesse House Museum

Mas adelante se llega al pez gordo de la Isla, el Benesse House, también de Tadao Ando. De este museo y su colección escribiré un post especial, pues bien, lo vale.

Lo que mas llama la atención es que el museo mismo es una nueva aproximación al concepto expositivo, fundiendo en la misma construcción un museo y un hotel. Esto hace posible pasear entre obras de Jasper Johns, Warhol, Yves Klein, Richard Long o Frank Stella en las salas del museo, o incluso en las propias habitaciones de este exclusivo alojamiento. Así, se plantea un estimulante juego “interior-exterior”, al más puro estilo Ando, donde el programa expositivo y el paisaje se contraponen, y donde el visitante pasa de participar como espectador a interactuar con la propia obra. Aquí, parques y playas se convierten igualmente en un novedoso espacio de exposición.

Si quieres conseguir un cuarto para el hotel, tienes que reservar con muchos, muchos meses de anticipación, nosotros no lo logramos, sin embargo, tomar la visita con mucha calma puede emular un poco la experiencia.

 

Banzai Corner de Yokinori Yanagi (detalle)

 

Calabaza de Yayoi Kusama

Saliendo del museo caminando otros 15 minutos con rumbo a la playa se llega a otro highlight de la isla, la famosísima calabaza de Yayoi Kusama, parada instagramera obligada, y aunque generalmente hay mucha gente, recuerda que estas en Japón, haz la fila y espera pacientemente tu turno.

La famosa calabaza de Yayoi Kusama

Mas adelante hay un torii antiguo que pertenecía al santuario Ebisu, dedicado al dios del mismo nombre, uno de los siete dioses de la buena fortuna o Shichifukujin.

Después de todas estas visitas que nos llevaron poco mas de medio día y con un nivel de hambre un poco mas que moderado, regresamos por nuestras bicis para volver a la zona de Honmura, eso si, por la ruta panorámica, es decir “dándole toda la vuelta a la isla” lo cual es lo mas recomendable pues te sales de los circuitos turísticos y conoces la salinera y puedes ver a la gente local trabajando en su rutina diaria mientras tu los saludas desde tu bicicleta.

Después de más de una hora, ya muertos de hambre llegamos a las entradas del barrio donde encontramos un pequeño minisúper donde conseguimos comida, ya que literal, es lo único que encontrarás en kilómetros.

Después, en el barrio pudimos disfrutar del ambiente de antaño, pero con su toque de gentrificación: el Art House Project, un proyecto que ha recuperado casas antiguas, talleres, un templo y un santuario y los ha reconvertido en galerías de arte moderno y salas de exposición.

De todos modos, también es bonito pasear por todo el barrio de Honmura y ver cómo los propios vecinos se han sumado a la experiencia artística, decorando sus casas con sus propias obras de arte.

Dentro del pueblo había muchos mas lugares que visitar, pero por la hora ya no nos alcanzamos todos, y entonces si entramos a la casa de baños I love Yu

 

Nuestra primera experiencia en un baño tradicional japonés, que de tradicional no tenia nada. Decidimos destinar una hora y media para estar adentro, donde nos recordaba el arte kitsch alemán que encontró su desarrollo en México a finales de los 90s: mosaicos e ilustraciones que recordaban El Libro Vaquero en ácidos combinados con esculturas que podrían parecer bocetos mal hechos de una versión wafü y setentera de Jumanji. Yo aguanté 30 minutos en la tina comunal, que por cierto estaba llena de extranjeros, me aburrí y me salí, afuera ya me estaba esperando Aurora, quien se aburrió igual.

Tomamos el Ferry de regreso y cenamos en nuestro hotel comida encontrada en el supermercado de al lado, descansamos y disfrutamos de nuestra segunda noche en Uno Port, el día en Naoshima me había dejado una experiencia estética similar de mi primer visita a Florencia por allá en el lejano 2012, pero sobrepasada por el Japón contemporáneo en yuxtaposición con la cultura milenaria y tradicional de la manera mas cutánea posible, dejándome el recuerdo de uno de los mejores días en Japón, un día en Naoshima.

 ©Enrique Marín (Incluye fotos)

Video:

Información importante:

  • El Chichu Art Museum abre de 10:00 a 18:00 horas (de marzo a septiembre) y de 10:00 a 17:00 horas (de octubre a febrero). Cierra los lunes y la entrada cuesta 2.060 yenes.
  • El Lee Ufan Museum abre de 10:00 a 18:00 horas (de marzo a septiembre) y de 10:00 a 17:00 horas (de octubre a febrero). Cierra los lunes y la entrada cuesta 1.030 yenes.
  • La Benesse House abre 08:00 a 21:00 horas y la entrada cuesta 1.030 yenes.
  • El Ando Museum abre de 10:00 a 16:30 horas y la entrada cuesta 510 yenes.
  • El Art House Project abre de 10:00 a 16:30 horas y cierran los lunes. Existe un billete combinado que cuesta 1.030 yenes y nos da acceso a seis de ellas. Sin embargo, es necesaria reserva anticipada para visitar la antigua residencia Kinza, cuya entrada cuesta 510 yenes.
  • En ninguno de los museos e instalaciones de arte de Naoshima se permiten las fotografías (salvo en aquellas al aire libre). En el Chichu Art Museum, además, tienes que quitarte los zapatos para entrar a dos instalaciones de arte y tendremos que hablar en voz muy baja o nos llamarán la atención, recuerda, estas en Japón.