1.- Camine por el centro de Jodhpur:

Jodhpur es una ciudad relativamente grande por lo que es muy caótica, no se deje asustar por sus cláxones y ruido citadino. Camine por sus bazares, métase a sus tiendas de especias, va a encontrar el Azafrán mas barato del mundo (menos de USD 2 por gramo), huela, pruebe, no se quede con ganas de nada. (Sea intuitivo siempre). Pruébese ropa, cómprese un Sarii, busque una terraza para ver el atardecer con el fuerte de fondo, tómese un chai, piérdase en sus callejones, métase a todos sus templos, descanse en un hostal en el centro de la ciudad azul.

Cuando vean esto, sepan que ya llegaron a la Cozy Guest House

El fuerte de Jodhpur desde la terraza de la Cozy Guest House en el centro de la ciudad azul.


Aurora y el atardecer con el fuerte de Jodhpur de fondo.

2. Tómese el tren de Jodhpur a Udaipur:

No se asuste. Jodhpur puede intentar engañarlo con sus tuk tuks de colores y su cláxones imparables. Diríjase a la estación de tren y compre billete para el próximo tren hacia Udaipur. Si le dicen que el bus es más rápido, no escuche. Si intentan convencerlo con que el precio es más barato, tampoco. Si un amable chofer de tuk tuk ofrece llevarlo, ríase de él. Tenga en cuenta que usted está a punto abordar una de las experiencias imprescindibles para entender India desde el fondo: el tren.

Aurora sacando la lengua en el tren.

Asegúrese de llegar puntual a su cita con el tren, consiga un “estibador “ quien por máximo 30 rupias puede acompañarlo en su aventura para abordar. Ármese de mucha paciencia, pues los trenes en India no suelen ser puntuales, con un poco de suerte puede demorar 20 minutos, con un poco de mala suerte hasta dos días. No se angustie, platique con la gente a su alrededor, busque la sala de espera de “primera clase” y tómelo con calma, disfrute el proceso.

Ya en el tren acomódese, tenga en cuenta que en India 300 km se recorren en 8 o 9 horas. Asómese por la ventada, disfrute el panorama, va a ver vacas, changos y con un poco de suerte elefantes. Tome un té caliente de los que pasan a ofrecerle, compre un paquete de comida de esas que parecen de avión, tómese un respiro y duerma en las literas.

 

3.- Haga lo que haga, bájese en el templo de Ranakpur:

Ranakpur es una pequeña localidad y un conjunto de templos cerca de la ciudad de Sadri . Esta localidad es conocida principalmente por el templo jaina de mármol, considerado como uno de los templos más espectaculares de esta religión. Quítese los zapatos y déjese impresionar, entre, sienta el contacto con el mármol frio en los pies, recorra las mas de mil columnas, vea los detalles, no hay dos iguales. Siéntese un rato, cierre los ojos, respire profundo, vea el mundo desde los ojos de un jainista, déjese convencer, trate de estar.

Las fotos NUNCA le harán justicia.

Este templo esta dedicado a Rishabha , uno de los 24 tirthankaras del jainismo. Un Porward, miembro de la comunidad jaina del Rajastán, comenzó la construcción del templo inspirado por un sueño en el que aparecía un vehículo celestial. Una inscripción en una columna cerca del santuario principal indica que en 1439 Deepaka, un gran arquitecto, construyó el templo bajo las órdenes de Dharanka, un devoto jaina.

Descubra el lugar mas impresionante (a mi punto de vista) de toda India, solo un escalón arriba del Thaj Mahal, viva toda la experiencia, acérquese al comedor popular, platique con los que ahí comen. Consiga unos cacahuates y alimente a los monos que ahí viven, salude a los locales. Recorra los templos de los alrededores, vuelva a entrar al templo principal, haga el recorrido a la inversa, toque las esculturas, sienta el mármol, levante la cabeza y vea el cielo que se abre paso entre el templo, vuelva a salir y a entrar, tantas veces como necesite para alcanzar esa paz que muchos pretendemos encontrar al viajar, y sin temor a equivocarme puedo decir que muy probablemente algo de esa paz pueda ser “gestada” allí.

Detalles

4. Llegue a Udaipur pidiendo “raite”: (Haciendo dedo, autostop)

 De todas maneras los autobuses no son puntuales, párese en medio de la carretera y espere al buen jainista que lo lleve a su destino, salude a los colegiales que salen a eso de la media tarde, pruebe las botanas de la calle y sea paciente muy paciente.

Monos en la parada de autobuses

5.- Pida que lo lleven a Om Banna, el templo del dios de las motocicletas:

A unos 20 kilómetros de Pali y a unos 50 de Jodhpur en la carretera que las une, se encuentra el templo frente al que diariamente se detienen miles de motociclistas.

Déjese sorprender, ya que la motocicleta es muy popular en India y va de la mano con los accidentes, unido a la profunda religiosidad, ha dado lugar al surgimiento de deidades, como esta. Descálcese una vez mas, dele la vuelta, toque el altar, mientras le cuentan la historia. Om Singh Rathore viajaba con su motocicleta cuando perdió el control e impactó contra un árbol, perdiendo la vida instantáneamente. La policía retiró la motocicleta del lugar, llevándose a una comisaría cercana. Pero a la mañana siguiente el vehículo había desaparecido, volviendo a aparecer misteriosamente en el lugar del siniestro. Una vez más se la llevaron, pero esta vez se aseguraron de vaciar el depósito de combustible y amarrarla con cadenas. No sirvió de nada porque al día siguiente otra vez apareció en el lugar del accidente. Asómbrese, se trata de algo milagroso, el equivalente al “Santo Patrono mexicano” encomiéndese, deténgase un instante a presentar sus respetos, a dejar una ofrenda y continúe su camino.

Una foto ilegal del Dios-moto

 

6.- Hospédese junto al lago:

Llegando a Udaipur busca un hotel junto al lago, que pueda subir a la terraza, desayune viendo al lago, consiga un tour que lo lleve al Hotel Heritage del centro del lago, si no puede, salga y busque un tuk tuk, vaya con el, ahora si confié en todo lo que le diga. Visite el otro lago, el de los locales, deje que lo convenzan de entrar a la escuela de arte local, compre un par de cuadros pintados a mano y contribuya a la economía local, regrese a la zona turística, para comer pruebe un wok , descanse un rato y vaya al fuerte. Consiga las audio guías y recorra punto por punto toda la historia de los Rathore y las familias reales Rajistanis.

Una foto en casual frente al lago Pichola

En la noche salga por algo de beber, es una de las pocas ciudades donde puede hacerlo, ojo, no se confié, siempre es mas fácil hacer una reservación o al menos conseguir una recomendación ya que los lugares son pocos y siempre están llenos. Con un poco de suerte disfrute de una Kingfishers en una terraza junto al lago. Platique con los locales, visite el templo jainista de la ciudad y una vez mas piérdase en sus callejones y calles, con confianza, no importa que este oscuro, aquí siempre se está en casa.

 

Otra del lago Pichola con el Hotel Heritage en el centro.

Un artesano orgulloso nos muestra su trabajo.

Con los tuk tuks en el centro de Udaipur

7. Camine por el centro histórico de Udaipur:

 

Mentalícese para hacer trabajar las piernas. Consiga un mapa, y si no, pregunte. Dedíquele un buen rato a recorrer las calles del casco histórico de la ciudad. Entre en anticuarios. Haga preguntas. Camine junto al lago. Tómese muchas fotos.

 

8.- Olvídese de las fechas:

No piense en programas ni en compromisos. Ármese una rutina de vida rajastaní. Escriba, escuche música, conozca gente, camine más. Si tiene ganas de hacer una excursión, visite todos los templos de alrededor, no tienen pierde. Si todo le da mucha flojera y prefiere pasar el tiempo tirado en un rincón mirando los monos pasar de un árbol al otro, no se culpe. Recuerde que está de vacaciones.

9. Váyase pensando en regresar:

 

No importa si no sabe cuándo. Usted sabe que algún día volverá. Si le funciona, puede dejar algunas actividades pendientes para tener una excusa irrefutable. Esa, se lo aseguro, es la única manera en que podrá irse del Rajastán sin que la pena por la partida le arruine la sonrisa.

©Enrique Marín (Incluye fotos)